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jueves, 28 de octubre de 2010

Enrique Solinas: Éxtasis y éntasis en el libro "Misales" de Marosa di Giorgio


Marosa di Giorgio (1932-2004) es una de las voces literarias ineludibles en el panorama de la literatura latinoamericana. Su obra presenta un corpus indiferenciado de textos híbridos, donde poesía y narrativa se iluminan entre sí, conversan, y ofrecen un mundo totalmente original. Influida por el modernismo de Darío y de Herrera y Reissig, por el surrealismo, la fábula como modelo a desarrollar y el cuento fantástico, ha dejado una obra  deslumbrante que está en inicios de investigación.
Misales es el primer libro de narraciones que publicó  Marosa di Giorgio en 1993. Está compuesto por 35 narraciones de variada extensión, cuyo eje central  y común denominador es un planteo sexual. Ante el éxtasis que atraviesa el libro, le sucede el éntasis hindú, y ambos se suceden en una continuidad que propicia una dimensión mística, que en apariencia se opone, pero que en un nivel reflexivo está en concordancia con el espacio espiritual creado.
1.     El misal
La palabra misal se aplicó por primera vez al Missale Romanum, libro que contiene  ceremonias, lecturas y oraciones para la celebración de la Santa Misa, según el rito romano. Se trata del libro litúrgico oficial de la Iglesia Católica, compuesto por tres partes: el ordinario de misa, el santoral y las misas de difuntos. Pese a que los misales existen desde la Alta Edad Media, la codificación definitiva de la liturgia romana llegó en 1570, por iniciativa del Concilio de Trento.
Si nos atenemos, en forma rigurosa, al concepto de Misal, comprobaremos que el libro de Marosa di Giorgio no coincide con el tipo textual expuesto, por lo que su título sería llamativo y transgresor, en relación a su temática. Por esta razón consideramos que las narraciones de Misales están construidas en relación al concepto de liturgia, del latín liturgīa, a su vez derivada del griego λειτουργία, que significa “servicio público”. Se trata del orden y la forma con que se realizan las ceremonias de culto en una religión, término extendido a otras ceremonias y/o actos solemnes que no son religiosos. Tanto un bautismo, un acto escolar, un casamiento o un cumpleaños, forman parte de una liturgia que obedece a ciertas reglas explícitas o tácitas.
            En el libro Misales la autora juega con estos dos conceptos de manera alternada, donde el espacio simbólico elegido y nominado existe en relación al culto católico (Misa de Pascua, El Alhelí de la misa, Hortensias en la misa, Misal de la novia, Misal del cura, Misal del novio, Insectos en la misa, Misal de la Virgen, Carnes en la misa, Misal final en traje de novia), pero que responde a la idea extendida de liturgia.

“Salió un perro-zorro y vino al ruedo. Tenía el hocico largo, trotó un poco y robó un huevo de los que estaban en las ventanas, de regalo. Lo llevaba entre los dientes sin apretar.
Volvió por otro y otro. Lo llevaba y volvía en la hora oscura del alba. Trabajando cautelosamente, con el hocico largo y húmedo y humectante…” (Misa de Pascua, p.13)

Este fragmento pertenece a la apertura del libro. El texto en sí no hace referencia a un lugar de culto, sino que el escenario planteado es un espacio abierto, cotidiano, un pueblo rural. Esto se debe a que, para Marosa di Giorgio, el mundo creado y expresado es el gran espacio sagrado, de naturaleza exuberante y ambigua, donde la vida sucede en constante y terrible resplandor.


2.     Extasis y éntasis

Entendemos por éxtasis un estado de arrobamiento del sujeto unido a su objeto, que produce la suspensión de los sentidos. La palabra griega significa concretamente “salir fuera de sí”, y es un estado de plenitud que dura un instante, asociado a la lucidez intensa y a la satisfacción. Por otra parte, éntasis es su consecuencia. Es común que se utilice ambos conceptos como sinónimos, pero no lo son en la óptica adoptada para este trabajo. Considerado el éntasis como una de las fases del proceso del yoga, es la retirada del alma en sí misma para orar. En el budismo representa una etapa hacia el nirvana. Es la unión por la concentración destinada a lograr la base de la paz interior. Si tomamos ambos conceptos, uniendo oriente y occidente, llegaremos a la idea de lo que conocemos como éxtasis místico. El salirse fuera de sí para entrar en sí.
Roberto Echavarren (2005) afirma que “Di Giorgio abre un aura sagrada y a la vez libertina, un amor casto y profano, una convivencia de lo místico y de lo carnal".  Ana Inés Larre Borges (1993) observa que “La perturbadora sensualidad que define toda su creación se transforma, en estos relatos, en franco erotismo”. Consideramos que el proceso que describe Echavarren en el libro Misales sucede de manera inversa: lo carnal es un camino hacia lo místico. Además, la sensualidad destacada por Larre Borges no queda traducida en un erotismo explícito, sino que lo trasciende. Ya como ejemplo podemos tomar el Cantar de los cantares, donde contemplamos la pérdida de lo impersonal con el placer del cuerpo. Pero esto no significa que el texto desea expresar ese placer y allí se queda, sino que lo expresa como deseo de unión con Dios. Para que esto suceda, es necesario despojarse de sí, olvidarse, desintegrar el yo.  El erotismo, nada más, es la representación de la unión mística.
En Misales, un narrador omnisciente se encarga de relatarnos las distintas historias que siempre tendrán una alusión sexual.

Hay un vuelo y como si buscaran flores entran de golpe, insectos sexuales, gloriosos y temibles.” (Insectos en la misa, p.60)

El uso de un narrador protagonista hubiera confirmado el anclaje en el deseo erótico, pero este narrador realiza el primer movimiento hacia la búsqueda de aquello que está más allá de los hechos.

“Descendió el marido. Ella descendió.
- Sálveme.  
     Contestó el Ángel: - Aniquilaré al marido.
     Ella tembló.
     -Y lo reemplazaré yo.
     Ella tembló más.
     -Ya lo aniquilé, y ya.
     Todo quedó oscuro y diferente. Y todo se alumbró.
     Ella miró.
     Vio la figura alta, vaporosa, que había venido en la rueda (y que parecía su propia cola de novia), el rostro, los ojos de miosotis del cielo, pero ardientes, y la rosada lengua que ya le hacía una pavorosa señal.” (Misa final en traje de novia, p. 116)

El sexo adquiere aquí un matiz bestial (Misa final con murciélago, p. 76). Todos los seres se vinculan sexualmente de manera violenta, pero estas descripciones sirven para expresar la vida que existe en constante movimiento, la ebullición de los seres que a cada instante se conocen, se relacionan, se unen y mueren, para dar lugar a otros seres de la creación.

“Se oía en el fondo de los bosques, gritos de mujeres que tenían pasiones con los bichos. Algunas eran mordidas y casi asesinadas y se salvaban de un solo manotazo…” (La canción de los puercoespines, p. 105)

Pero este movimiento no tiene sentido en sí mismo, sino que se trata de la energía vital que hace perdurar al mundo. Lo masculino y lo femenino se confunden, se fusionan, para borrar así las características que los diferencian.   
Por estas razones, tanto éxtasis como éntasis se retroalimentan, dos elementos que no pueden existir de manera independiente, sino en eterna concordancia.
           
3.     La creación y el éxtasis

El punto de contacto entre el libro Misales y la literatura mística es que la vía contemplativa e iluminativa es utilizada para acceder a la unión mística. Las representaciones que crea y conforman su universo literario se vuelven uno con el sujeto y es un medio para acceder a la vía unitiva. Lo notable de esta creación es que Marosa di Giorgio logra la naturalización de las acciones que forman parte de estos relatos. La vida, el sexo, la muerte, son descriptos con serenidad inquietante. Si bien podemos apreciar este camino trazado en los relatos, el espacio espiritual no aparece de manera evidente, sino que se instala en aquello que es brutal. Lo importante no es el acceso a lo trascendental, sino que una vez que accedemos a lo espiritual, qué es lo que podemos hacer con eso.

“El fuego venía rodeado de humo, de cosas, y casi la borroneaba, encendida como un ascua, todavía sentada al pie de la cama, sin acostarse. Y lo anulaba a él, del que quedaban allá arriba los ojos celestes.
Ella, antes de volverse nada, pelusa, oyó que él decía: - Mi nombre es Dios, no me reconociste.
Y quedó allá lejos, como lo que era, una estrella fija.” (Misa de Pascua, p. 21)

            Hay un sentido de vacío en la imagen, como señala Heinrich Suso, en tanto ésta no coincide con lo que debería ser o con la imagen del deseo. Por esta razón, el éxtasis expuesto en Misales, es una forma de placer que encuentra las formas del horror, Los personajes terminan aceptando el abuso, el crimen, la injusticia, la frustración, de la misma forma que aceptarían la felicidad. Terminan siendo una consecuencia de los avatares de la naturaleza. La creación, en tanto descriptiva, conduce al umbral del éxtasis místico. 

4.     Conclusiones

El éxtasis que subyace en Misales de Marosa di Giorgio presenta en apariencia un primer nivel de lectura que transgrede las convenciones, en tanto a la forma en relación con su contenido (lo religioso y lo profano). Pero en un segundo nivel podemos comprobar que ese éxtasis está en relación al éntasis que convive y se fusiona con éste, para transformarse en un éxtasis místico. Lo curioso es que – a pesar de no estar frente a una literatura mística en la acepción más clásica – estos textos podrían ubicarse en el pórtico del éxtasis místico, ya que éste no termina de suceder. El resultado es una consecuencia propia de la naturaleza que es propicia y al mismo tiempo, nefasta. Y las imágenes creadas, por insuficientes, por no coincidir con lo que espera el deseo, representan la nada, el vacío.
Lo erótico conduce a lo religioso, pero esta dimensión se presenta incompleta, injusta, feroz, frustrante. Y las escenas narradas terminan convirtiéndose en preguntas que cada cual deberá responder.

Enrique Solinas

Bibliografía Consultada:
·         Bataille, Georges. 2007. El erotismo. Madrid, Ed. Tusquets.
·         DI GIORGIO, Marosa, 2005. Misales, Relatos eróticos. Prólogo de Roberto Echavarren. Buenos Aires, El cuenco de plata.
---------------------------------------Misales, Relatos eróticos. Contratapa de          Ana Inés Borges Larre. 1993. Montevideo, Editorial Cal y Canto.
·          Echavarren, Roberto. 2005. Marosa di Giorgio: devenir intenso.  Montevideo, Ediciones Lapzus.
·         ELÍADE, Mircea. 1998.  El yoga, Inmortalidad y libertad. México, FCE.
·         GARET, Leonardo. 2006. El milagro incesante. Vida y obra de Marosa di Giorgio. Montevideo. Ediciones Aldebarán.
·         MUJICA, Hugo. 2002. Poéticas del vacío. Madrid, Trotta.
·         P. DA SILVA, Luz María. 2000. “Ocho novelistas latinoamericanas de la primera mitad del siglo XX: reflexiones acerca de una nueva estética narrativa”. Anuario brasileño de estudios hispánicos, nº 10, Ministerio de educación, cultura y deporte, Brasilia, pp. 181-186.
·         ROCCETTI, Antonella. 1996-1997. “El éxtasis místico”. Archivum. Revista de la Facultad de Filología de Oviedo, Tomo 46-47, pp. 371-408.
* SUSO, Heinrich. 1982. El libro de la eterna sabiduría. Buenos Aires. Editorial Hastinapura.

1 comentario:

  1. Qué interesante el enfoque. Me gusta Marosa. Buenísima esta publicación. Felicitaciones Irene

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