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domingo, 8 de septiembre de 2013

Esther Cross: La mujer que reescribió la vida de Mary Shelley

por Enrique Solinas


         
          La mujer que escribió Frankenstein es la última novela de la narradora argentina Esther Cross (1961). En realidad se trata de un texto de difícil clasificación, ya que la autora utiliza datos concretos y reales (de allí que se aproxime a la biografía), pero desde su mirada particular y personal intención (por eso afirmamos que es una novela).  Tiene el poder de ser leída y releída más de una vez, como si buscáramos en el cuerpo del texto el corazón de Percy Shelley que alguien rescató de las cenizas y que Mary supo guardar amorosamente con ella hasta su muerte. Porque, precisamente,  este dato fue el que impulsó a su autora a investigar sobre la vida de la madre de Frankenstein y encontrar así una serie de eventos desafortunados que supo sobrellevar de la mejor manera posible, como así también un contexto social donde el cuerpo y su muerte abrían la puerta a la profanación religiosa, al delito, al negocio lucrativo que representaba y a la investigación médica.

         Hablar de la muerte es hablar de la vida y su autora lo sabe muy bien. Construida como una heroína trágica, Mary resulta un personaje cautivante, donde el dolor no parece doblegarla, por el contrario, aferrada al amor que vivió, profundiza en la idea de la muerte y reflexiona sobre el constante vivir. Allí surge su novela Frankenstein o el moderno Prometeo, hijo del deseo de vida eterna.
        En apariencia esta quinta novela parece distinta a otros textos de la autora, pero está en relación –en cuanto a  su temática– con el cuento “Eso”, que apareció en el número 35 de la revista La mujer de mi vida. La protagonista de ese relato se enfrenta con la posibilidad de la conciencia de su propia muerte y donde hay una imposibilidad para enunciarla, se evita sobre todo, como si nombrarla fuera convocarla. Aquí la muerte, por el contrario, se menciona de manera constante y el efecto logrado es opuesto: la vida en movimiento prevalece y triunfa el  existir.


La mujer que escribió Frankenstein es una novela exquisita. De lo mejor publicado, hasta ahora, en este 2013. Esto se debe a que la escritura de Esther Cross es única, totalmente personal e identificable, con un lugar propio en la literatura argentina, construido sobre la base de la excelencia narrativa.  Celebremos, entonces, la aparición de esta gran novela porque son de esos textos narrativos que aparecen pocas veces en nuestro panorama literario y que es necesario leer, releer y difundir

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